*Por Vinícius Boemeke
Las primeras sesiones del Mobile World Congress 2023 ya revelan la humanización de la tecnología. Las discusiones que antes se basaban en hardware, infraestructura y protocolos ahora comenzaron a mirar el impacto de la tecnología en nuestras vidas, en el campo del entretenimiento, la salud, las finanzas, etc.
Con eso, el término colaboración fue sacado a relucir por varios representantes, quienes reforzaron la necesidad no solo de que operadores, grandes empresas y desarrolladores interactúen más, sino también que ese acercamiento se dé entre las telcos [empresas de telecomunicaciones].
Por supuesto, la base de este enfoque en las personas está respaldada por la tecnología, pero ahora viene como un habilitador de nuevas posibilidades.
El término Earth Computing lo hace tangible de manera amplia y, desde mi punto de vista, muy apropiado al presentar varias correlaciones con “Tierra”. Las relaciones humanas son la Tierra. La sostenibilidad es parte de la Tierra.
Y con eso, naturalmente, surgió la discusión sobre la necesidad de comenzar a «apagar» tecnologías pasadas como 2G y 3G.
Esta demanda no proviene únicamente del aumento de capacidad que brindan las nuevas generaciones junto con la proyección de multiplicar por 24 el tráfico de datos para 2032. Pero cómo las nuevas tecnologías son más eficientes en términos de consumo de energía. Como ejemplo, el hecho de que en los últimos cinco años hemos multiplicado por 10 el tráfico, pero el consumo energético se ha mantenido estable en el mismo periodo, dato compartido por la Directora General [CEO] de Orange, Christel Heydemann.
Pero como estamos hablando de «Computación de la Tierra» [Earth Computing], debemos mirarlo desde una perspectiva global y parte de esta misión para llegar a esta nueva era es democratizar el Internet móvil. Segundo Mats Granryd, Director General de GSMA, existe una brecha de 3,6 millones de personas que no utilizan Internet móvil en el mundo. Para hacer posible esta transformación, para nosotros, consumidores/usuarios/ciudadanos, la perspectiva es que las empresas de telecomunicaciones realicen inversiones de alrededor de US$ 1,3 billones para 2030.
Esta nueva propuesta de valor es muy positiva porque empezamos a mirar las relaciones que se construyen detrás de las tecnologías. Recuerdo que, el año pasado, en Gartner, algunos analistas ya hablaban del uso del metaverso y blockchain, y este tema de mirar la computación en la Tierra, qué beneficios nos brinda, nos pone en una situación de mirar el problema, y la tecnología es la consecuencia de esa solución.
Por otro lado, entiendo que este debate es fundamental, aunque todavía nos queda mucho camino por recorrer. Hoy, esta discusión involucra a muchos de los grandes jugadores y operadores, que buscan esta transformación para lograr este cambio en la tecnología para entregar valor, un entorno que pasa de centralizado a abierto, con API para que los desarrolladores puedan personalizar la experiencia de los clientes con las soluciones. Es un primer paso.
Pensando en el medio ambiente, veo que la sostenibilidad ha ganado fuerza espontáneamente. La propia tecnología está siendo mucho más eficiente a la hora de demostrar la viabilidad de un aumento significativo del tráfico frente a un consumo energético que se mantiene estable. Si bien existe una propensión a que este tráfico se intensifique, también existe una tendencia a reducir y optimizar el consumo de energía, lo cual es un beneficio para el planeta.
Sin embargo, creo que es un poco contradictorio cuando hablamos de querer conectar cada vez más a la población, siendo una de las posibilidades de esta conexión la desconexión de las redes 2G y 3G, cuando buena parte de esta todavía no tiene acceso. Aumentar la cobertura de una nueva tecnología, como el 5G y el 6G, sin ampliar aún el acceso a todos ni brindar las condiciones para ello, podría convertirse en una contradicción entre los grandes operadores.
En Europa ya hay un plan para desconectar las redes 2G y 3G en algunos países, pero creo que a nivel mundial todavía llevará algún tiempo equilibrar esta dicotomía que implica este beneficio energético.
Y para cerrar, cogiendo el anzuelo de la importancia de las relaciones personales, se evidencia la reanudación del evento pospandemia. Los pasillos volvieron a estar abarrotados, la feria volvió a ocupar uno de los pabellones principales del evento y la gente volvió a interactuar más de cerca, creando conexiones interpersonales.
Esto es solo el comienzo, volveré pronto con más noticias del Mobile World Congress.
*Vinícius Boemeke es CEO de Pulsus